la misma rueda hasta que ahora rueda,
otros cubrieron de lástex el mundo
hasta dejarlo verde,
anaranjado,
violeta
y amarillo.
Éstos vuelven del mar y ya se fueron.
Aquí estuvieron sin parar las manos
sacudiendo en el aire la blancura
las lavanderas, pero ya se fueron.
Y los que manejaron el alambre
o las locomotoras,
hasta los sacerdotes
del crepúsculo
todos tomaron el mismo navío,
todos se fueron entre tantas olas
de la noche
o con el polvo amargo del desierto
o con la combustión de las estrellas
o con el agua que se va y no vuelve
o con el llanto que busca a los muertos,
todos hicieron algo, y es de noche.
Yo navego perdido
entre la soledad que me dejaron.
Y como no hice nada,
miro en la oscuridad hacia tantas ausencias
que paulatinamente me han convertido en sombra.
-Las manos del día (1967-1968)