cuando habían muerto los dioses
y mi insufrible juvetud
siguió buscando entre las grietas:
ése fue mi oficio y por eso
me sentí tan abandonado.
Una abeja más una abeja
no suman dos abejas claras
ni dos abejas oscuras:
suman un sistema de sol,
una habitación de topacio,
una caricia peligrosa.
La primera inquietud del ámbar
son dos abejas amarillas
y atado a las mismas abejas
trabaja el sol de cada día:
me da tanta rabia enseñarles tanto
de mis ridículos secretos.
Me van a seguir preguntando
mis relaciones con los gatos,
cómo descubrí el arco iris,
por qué se vistieron de erizos
la beneméritas castañas,
y sobre todo que les diga
los que piensan de mí los sapos,
los animales escondidos
bajo la fragancia del bosque
o en as pústulas del cemento.
Es la verdad que entre los sabios
he sido el único ignorante
y entre lso que menos sabían
yo siempre supe un poco menos
y fue tan poco mi saber
que aprendí la sabiduría.
Fin de mundo (1968-1969)