Yo no cuento tantas cosas a mis manos
que no tienen recuerdos sino de pura seda,
de suavidad de senos o cántaros,
que sin lucha obtuvieron,
sin cerrarse guardaron: sin extender
semillas,
recogiendo la noche cada día,
el ovillo del aire,
hilando y deshilando la madeja
en mi delgada ineptitud:
oh manos,
dije,
levantando los brazos a la luna:
qué claridad es ésta?
Tú la hiciste?
-Las manos del día (1967-1968)